Los agricultores y ganaderos están acostumbrados a superar circunstancias adversas. Lo que ocurre ahora es que llueve sobre mojado. Les afectan -como a todos- la crisis financiera internacional y la crisis económica española; y además sufren la propia de su sector, que se traduce en el brutal incremento de los costes de producción y la bajada de los precios en origen. Vamos, en pagar más y recibir menos.
El agricultor y el ganadero están soportando unos costes de producción muy elevados que van, desde el arrendamiento de las tierras, en algunos casos, al gasto en insumos (semillas, abonos, fitosanitarios, gasóleo, maquinaria, piensos...), los costes de labores de cultivo y de cosecha, amortización de préstamos por compra de bienes, etcétera. Todo ello hasta que puede vender su producto, eso si lo logra vender ya que, en muchas ocasiones, se vende sin precio y pendiente de cobrar a saber cuándo.
Al agricultor se le llevan los demonios cuando, por ejemplo, ve que se le paga 0,12 euros por un kilo de cebada, mientras que producirlo le cuesta 0,18 euros/Kg y, para colmo, en el mercado una simple barra de pan cuesta 0,95 euros. No puede ser que haya tanta diferencia de precios por unidad de producto entre el inicio y el final de la cadena de valor, y está claro que algo sigue sin funcionar bien.
La crisis ganadera viene arrastrándose desde hace años, pero ahora, con la crisis económica, se ha acentuado mucho más. A ningún ganadero le salen las cuentas.
Un pulso abierto
Los agricultores y ganaderos no aguantan más y saben bien que aquí, quien no llora no mama, así que o el Gobierno mueve ficha o pronto habrá movilizaciones de calado.
ASAJA de Castilla-La Mancha no va a permitir que al sector agrario se le deje morir mientras que el Gobierno está dispuesto a inyectar grandes sumas de dinero a la banca o a otros sectores.
La explotación agraria debe considerarse en términos de empresa, al igual que otros sectores económicos, aunque con ciertas peculiaridades: el agricultor, por muy mal que le vaya, no puede hacer un ERE (Expediente de Regulación de Empleo), está condenado a endeudarse o abandonar la actividad y, además, su actividad, la agraria o ganadera, está intervenida públicamente, con lo cual está maniatado lo mires por donde lo mires. Las ayudas comunitarias que recibe son compensaciones económicas, por pérdida de renta, por respeto al medioambiente, por seguridad alimentaria, etc. No son un regalo, ni mucho menos.
Me refiero a las ayudas a los frutos de cáscara, agroambientales, como la agricultura ecológica o el control integrado del olivar, las ayudas por tormentas, a las razas autóctonas. En algunos casos, hay retrasos en el pago de dos años. También están pendientes de pago algunos expedientes del ovino y caprino, así como, las ayudas y el pago adicional a la vaca nodriza.
Ni que decir tiene que las ayudas a la mejora de las explotaciones agrarias (incorporación, cese, modernización de explotaciones y mejora de regadíos) no fueron convocadas en 2008 y son las ayudas más importantes que recibe el sector agrario para la creación de infraestructuras agrarias.
El Gobierno debe apoyar al sector agrario. Y tiene instrumentos para ello, a través de fiscalidad, seguridad social, los seguros agrarios, etc.
No es de recibo que el Gobierno cree una web para lo que ha denominado Plan E , es decir, el supuesto plan que tiene para salir de la crisis económica y no prevea ninguna medida específica para el sector agrario.
Es evidente que los agricultores y ganaderos podrán acogerse a las medidas generales, pero por su carácter estratégico debería incluirse un plan de financiación preferente.
Lo mismo digo con los préstamos ICO. Estamos trabajando para que se incluya la producción pero, a fecha de hoy, todavía no hay nada.
La crisis económica y financiera no puede ocultar el abatimiento del sector agrario, con una caída de la renta de 3,4 por ciento, un aumento de los costes de producción y el desplome de los precios en origen.
El sector agrario y ganadero es el único sector económico que ofrece garantías, estabilidad."