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La transformación del viñedo en CLM es evidente, aunque limitada por el agua

Lunes, 31 de agosto de 2015

La gran transformación experimentada por el viñedo de Castilla-La Mancha en los últimos quince años es incuestionable, especialmente con los planes de reestructuración y reconversión que han permitido adaptar un tercio del viñedo, aunque el agua sigue siendo un factor limitante. Los planes de reconversión y reestructuración del viñedo que se empezaron a aplicar en 2001 han permitido adaptar más de 145.000 hectáreas con un presupuesto global de casi 950 millones de euros. Desde el año 2000 la superficie global de viñedo se ha reducido en 100.000 hectáreas, al pasar de las casi 540.000 en 2000 a las 440.438 hectáreas de 2014, según el registro vitícola de la pasada campaña en el que se contemplan más de cuarenta variedades de uva.

Sin embargo, de todas estas variedades solamente predominan una decena, y entre estas sobresale la blanca Airén, que con más de 210.000 hectáreas representa el 47,70 % de la superficie global de viñedo, seguida muy de lejos por la tinta Tempranillo, con el 16,10 %, como reflejan los datos facilitados a Efe por la Consejería de Agricultura.

Además de estas variedades autóctonas, la Bobal (8,29 %), Garnacha Tinta (4,58%), Monastrell (3,90 %), Garnacha Tintorera (3,19 %), Macabeo/Viura (2,96 %), Syrah (2,96 %), Cabernet Sauvignon (1,68 %), Verdejo Blanco (1,31 %) y Tinto de la Pampa Blanca (1,01 %), son las más representativas. Hay otras variedades pero, en su conjunto, apenas representan el seis por ciento de la superficie global cultivada.

Pese a la gran diversidad de uva, la Airén sigue predominando en el viñedo de la región y, aunque su superficie ha disminuido considerablemente en los últimos años en que llegó a representar más del 60% de la superficie total vitícola, en la actualidad supone el 87% de las variedades blancas.

Este predominio que, a juicio de Cooperativas Agro-alimentarias "no es nada beneficioso para el sector", se debe a que es la variedad que mejor se adapta a la climatología, la que menos problemas de enfermedades tiene y la que registra mayor producción "sin apenas quebraderos de cabeza" para el agricultor, que la asocia con rentabilidad.

Asimismo, Cooperativas defiende que la competitividad del viñedo no estriba tanto en la diversidad de variedades como en el rendimiento, que en los últimos años ha alcanzado una media de 50 hectólitros por hectárea en Castilla-La Mancha, una cantidad acorde con la media europea pero muy alejada de viticulturas tan competitivas como la de Sudáfrica (80 hectolitros por hectárea), Australia e Italia (70), Argentina (60) o Francia y Chile (55).

La reestructuración del viñedo "no tiene sentido si no hay agua detrás"

Pese a todos estos datos, que reflejan el esfuerzo de los viticultores por adaptar sus producciones a la demanda de los mercados internacionales y modernizar sus explotaciones, el agua sigue siendo un factor "limitante", ya que la reestructuración del viñedo "no tiene sentido si no hay agua detrás", ha subrayado a Efe Cooperativas que ha matizado que prácticamente la mitad de la superficie del viñedo regional es de regadío.

Esta opinión también es compartida por el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, que ha dejado claro que "el futuro del sector agrario en Castilla-La Mancha pasa por el agua" y se ha comprometido a intentar resolver los problemas de los agricultores profesionales, especialmente los que tienen explotaciones en el Alto Guadiana.

Por lo que respecta al sistema de conducción, el de espaldera supone el 32% mientras que el resto del viñedo es en vaso (a ras de suelo), que es el tradicional y cuya producción se recoge manualmente (vendimia tradicional). 


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