- La sequía sufrida en buena parte de España causa un notable descenso de la producción, pero también favorece la calidad, con un incremento de dos grados Baume.
- Los precios, anormalmente bajos, no se ajustan a la realidad del mercado.
La falta de agua sufrida durante meses en buena parte de las zonas productoras del centro y sur peninsular ha provocado un importante descenso de las producciones de uva. A esto, debemos añadir los efectos provocados por la “gota fría” en agosto y septiembre en zonas de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y La Rioja. Con todo, la cosecha 2019 será la más corta de los últimos cinco años. No obstante, la calidad será excelente ya que la falta de humedad ha evitado la proliferación de plagas y enfermedades en las plantas.
Cuando nos encontramos a escasos días de que finalice la vendimia, las estimaciones de ASAJA son que con la cosecha de uva de este año se producirán entre 36 y 39 millones de hectólitros de vino y mosto, una cifra muy alejada de los 50 millones de hectolitros de 2018 e incluso claramente inferior a la media de las últimas cinco campañas que es de 43 millones de hectólitros. La reducción media se estima en una horquilla de entre el 22 y el 28 por ciento respecto al año pasado.
El motivo de dicho recorte de producción es básicamente el estrés hídrico que han sufrido las vides como consecuencia de la falta de agua, prácticamente desde el comienzo de la primavera, y que va suponer mermas de producción que oscilan entre el 50% en zonas de Castilla-La Mancha; el 35% en Extremadura y algo superior al 10% en La Rioja. Las lluvias torrenciales y los granizos dejados por la “gota fría” a finales de agosto y comienzos de septiembre han causado también daños de consideración a las viñas en zonas muy concretas de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y La Rioja.
Sin embargo, la falta de humedad y por tanto la ausencia de plagas y enfermedades en las viñas han contribuido a que la calidad de las uvas sea excepcional, por regla general, en todas las zonas productoras, estimándose además un incremento de dos grados Baume de la uva, de media en comparación con la campaña pasada.
Ante este escenario de uvas sanas y de gran calidad y con una cosecha notablemente más corta que en años precedentes deberíamos estar hablando de mayores cotizaciones en las tablillas, pero incomprensiblemente, en la mayoría de las zonas productoras los precios son similares o incluso menores a los del año pasado, como ha ocurrido en zonas de Valencia, Cataluña y Extremadura amparadas por la D.O. Cava.
Ni si quiera en los mercados internacionales se encuentra justificación para estos bajos precios ya que tanto en Francia como en Italia se esperan cosechas más cortas que en años precedentes por lo que las presiones de los mercados internacionales van a ser menores.