El 15 de diciembre de 2022 expira la prórroga que las instituciones europeas dieron al glifosato en el año 2017 y, recientemente, ha tenido lugar una votación para decidir sobre la extensión de su uso.
En las votaciones, se mostraron en contra Luxemburgo, Malta y Croacia (1,16% de la población de la UE). Por su parte, Alemania, Francia y Eslovaquia (34,11% de la población de la UE) se abstuvieron. Por último, España y el resto de países de la UE (64,73% de la población de la UE), votaron a favor.
Con esa votación no se alcanzó la mayoría cualificada necesaria (55% de países a favor y 65% de la población) por lo que la conclusión fue «sin dictamen», algo que hace que ahora la Comisión tenga que tomar una decisión antes del día 15 de diciembre.
Como nada ha cambiado y el glifosato tiene históricamente todos los informes favorables por parte de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) lo previsible es que la Comisión prolongue un año más la autorización de uso del glifosato, ya que en julio de 2023 se debería reevaluar la vigencia de la autorización de este herbicida.
Es del todo injusto que una materia activa que tiene todos los estudios científicos de su parte sea prohibida por realizar cesiones a lobbies ecologistas. La Comisión Europea tendrá que dar validez a los dictámenes que la ciencia indique y en 2023 dar un permiso prolongado para este herbicida.