- El secretario general de ASAJA CLM anuncia la elaboración de un estudio de los costes de producción de cada cultivo para que se pueda exigir un precio que permita cubrirlos
- José María Fresneda exige que el etiquetado del girasol detalle la procedencia para que el consumidor sepa lo que está comprando
- Guerra al aceite de palma que arrasa bosques en países asiáticos y perjudica al girasol que se produce en España bajo estrictos cotroles medioambientales
El secretario general de ASAJA Castilla-La Mancha, José María Fresneda, ha dado la voz de alarma contra la gravísima situación que está viviendo el cultivo del girasol en nuestro país, con precios que no cubren los gastos de producción y ponen en riesgo la rentabilidad de las explotaciones. Además, el sector sufre la seria amenaza de la importación de pipa de girasol procedente de países que utilizan productos prohibidos en la Unión Europea, así como de otros aceites como el de palma, que se produce en países asiáticos que sustituyen bosques y selvas por estas plantaciones.
José María Fresneda ha lamentado que los consumidores españoles se encuentran indefensos cuando van adquirir los productos porque no tienen manera de saber dónde se produce, por ejemplo, el aceite de girasol que quieren comprar, “no hay trazabilidad ni forma de saber si el aceite es de España o de Ucrania, país que permite usar productos que están prohibidos en la Unión Europea, como los neonicotinoides”.
El secretario general de la organización agraria ha abogado por la unión de los agricultores y los consumidores para exigir que todos los productos que hay en los supermercados tengan su trazabilidad hecha, “que sepamos dónde se produce, no sólo dónde se envasa. Y así podremos decidir lo que queremos comprar”.
Fresneda ha señalado que en la cadena agroalimentaria todos cuadran sus números, tanto los almacenistas como las cooperativas, industrias extractoras…, “todos menos el agricultor, que entrega su producción a resultas, sin contrato, y a expensas de que el comprador le pague en función del resultado de su gestión”.
En este sentido ha afirmado que ASAJA va a elaborar un estudio con los costes de producción -tal y como ha hecho con la uva- para exigir que por debajo del coste no se pueda vender el producto. “No estamos diciendo que se ponga precio, decimos que se garantice al agricultor cubrir los costes, porque no hay que olvidar que, si falla el primer eslabón, el resto de la cadena no existe”.
Respecto a las importaciones, José María Fresneda ha dicho que tenemos que ser capaces de llegar donde se toman las decisiones importantes para impedir que entren productos de fuera que no cumplen con la legislación comunitaria que se exige al agricultor de aquí, “no puede entrar lo que no cumpla con esta normativa”.
En relación al aceite de palma, el secretario general de ASAJA CLM ha señalado que en los últimos años se ha incrementado la importación de este aceite un 300 por cien y que muchos productos que antes se hacían con otros aceites ahora se elaboran con palma.
Fresneda ha recordado que, mientras en España se cultiva girasol cumpliendo estrictas normas ambientales, en países asiáticos como Malasia se destruyen bosques para poner plantaciones de palma, “aquí cuidamos hasta el último animal o especie vegetal y nos imponen una normativa ambiental brutal, pero nos llega aceite que en el país de origen destruye todo lo que se encuentra. Se están cargando el planeta y estamos a la espera de que los que aquí defienden el medioambiente con tanta intensidad denuncien esto también”.
El secretario general de ASAJA CLM ha mostrado en la rueda de prensa ofrecida hoy en Cuenca numerosos productos elaborados con aceite de palma como galletas, dulces, cereales… y ha pedido a los consumidores que lean las etiquetas bien antes de adquirirlos.
Datos girasol
En los dos últimos años se ha reducido la superficie de girasol en la región en un 12 por ciento, pasando de 168.000 hectáreas en 2018 a 149.000 en la actualidad, 20.000 hectáreas menos.
En la provincia de Cuenca, una de las principales productoras de girasol, hemos pasado de 133.000 hectáreas en 2018 a poco más de 120.000 en 2020, con una reducción del 10 por ciento.
Por su parte, el secretario general de ASAJA Cuenca, Manuel Torrero, ha defendido el cultivo de girasol como uno de los de mayor arraigo en la provincia y ha dicho que no tiene sustituto en la rotación de cultivos, “además actúa como cortafuegos y es muy beneficioso para las abejas”.
Torrero ha estimado el coste por hectárea en unos 330 euros y ha señalado que actualmente no se cubre con el precio que hay, “perdemos 78 euros por hectárea”.
Además, se ha referido a la inexplicable situación que se ha vivido entre el girasol alto oleico y el lino oleico, con precios igualados, cuando lo normal es que haya un diferencial de 50 euros tonelada entre ambos.
Por último, Torrero ha añadido que a nivel europeo podemos encontrar en cualquier puerto de la UE aceite de girasol crudo a 950 euros tonelada, sin embargo, en España está a 790 euros tonelada, “algo que no tiene justificación y que nos deja una situación compleja y delicada”.