La sequía es la principal causa del importante descenso de la producción de uva que se espera para esta campaña de vendimia en la provincia de Toledo. Según las estimaciones realizadas por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Toledo, en la comarca de La Mancha la producción será entre un 40 y un 50% inferior a la de la campaña pasada en viñedos de secano, y un 30% menor en los de regadío. Por su parte, en Méntrida, la cosecha sufrirá una merma superior al 50% en parcelas de secano y entre un 25 y un 30% en plantaciones con riego.
La provincia de Toledo es una de las más afectadas por la falta de lluvias. De hecho, en primavera tan solo se recogieron una media de 36,5 litros por metro cuadrado, un tercio de lo que se considera normal para esta época del año.
Las consecuencias de la sequía se tradujeron en brotes irregulares, disparidad de estados fenológicos en una misma parcela, yemas sin brotar, mucho corrimiento en el cuajado y, al final, en una importante reducción del número de racimos. A esto hay que sumar que el fruto es de pequeño tamaño y peso.
Además de la sequía, hay que destacar el impacto de los ataques de ácaros y de la araña roja en la cepa, que han actuado debilitando la planta. A esto se suman los daños provocados por la sobrepoblación de conejos, especialmente importantes en la comarca de Méntrida.
En cuanto al inicio de campaña, la próxima semana se comenzarán a vendimiar algunas variedades tempranas como chardonnay o sauvignon blanc, al encontrarse ya en el estado óptimo de maduración. No obstante, la vendimia no se generalizará hasta primeros de septiembre, si bien esta podría retrasarse algo más si persistieran las temperaturas nocturnas de los últimos días, más suaves de lo habitual, y que inciden en una maduración más lenta del fruto.