La Comisión Europea ha eliminado el girasol como uno de los cultivos que podían recibir la ayuda asociada a cultivos proteicos que estaba prevista en 60 euros por hectárea, lo que supone una pérdida de ingresos importante para el campo castellano-manchego y en especial para la provincia de Cuenca que es la que mayor superficie destina al girasol.
Una decisión de la Comisión Europea que es injusta e inoportuna porque se adopta en el peor momento posible. Así de contundente se mostraba el responsable de Asaja Cuenca, José María Fresneda, quien advertía que si a los problemas en la comercialización y con la caza que tiene el cultivo se añade la retirada de ayudas “el drama está servido en un futuro cercano”.
El secretario general de la organización, Manuel Torrero, ponía números a las pérdidas a las que se enfrentan los agricultores de la región que estará cercano a los 12 millones, “principalmente en la provincia de Cuenca donde se centra casi la totalidad del cultivo en C-LM”.
Torrero ha explicado que el nuevo Plan Estratégico de la PAC excluye el grupo de las oleaginosas de las ayudas asociadas a los cultivos proteicos por lo que dejarán de percibir unos 60 euros por hectáreas. Al tiempo que ha recordado que en el último año se han sembrado unas 180.000 hectáreas en la región.
Una decisión que no tiene sentido y aseguran no entender los criterios utilizados ya que España necesita importar unas 1.000 toneladas de harinas proteicas al año para la fabricación de piensos y recuerda que el 18% de las harinas utilizada para este fin proviene del girasol.Por este motivo, desde Asaja reiteran que estamos frente a un error estratégico puesto que si de desincentiva el cultivo supone una mayor dependencia de los importadores que son principalmente Rusia y Ucrania. Un problema que se trasladará al ganadero que verán aumentados sus costes de producción al depender aún más de las importaciones.
Ambos responsables de Asaja Cuenca se han mostrado convencidos de que todavía hay margen para hacer entender a Europa que estamos ante un error manifiesto y por ello han adelantado que en la primera semana de septiembre viajarán a Bruselas para llevar sus argumentos y defender un cultivo que, además, tiene múltiples beneficios sociales.
En este sentido, recuerdan que el girasol aporta harinas proteicas y aceite de girasol, pero además supone un alimento fundamental en verano para las abejas al ser el único recurso que tiene estos insectos para alimentarse durante los meses de verano en muchas partes de nuestro campo.
Del mismo modo, recuerdan que ‘las pipas’ actúan como un cortafuegos natural cuando se produce un incendio forestal lo que supone un elemento clave en comarcas como la alcarria o la sierra y su desaparición podría agravar aún más un problema cada vez más recurrente.
Por todo ello, desde Asaja aseguran que seguirán trabajando como siempre para que se imponga la lógica y recuerdan “que nadie defiende el campo, salvo los agricultores”. Hay tiempo para que la Comisión Europea rectifique ante lo que podría ser un golpe definitivo para un cultivo tan importante medioambientalmente como amenazado.