Por Juan José Laso, presidente de APAG-ASAJA Guadalajara. -
Resulta asombroso leer en las noticias sobre la presentación del Megaparque Fotovoltaico de Trillo (el mayor de Europa hasta la fecha), que semejante proyecto “ayudará a luchar contra la despoblación rural” generará “miles de empleos directos e indirectos” y además será “un ejemplo de integración con el entorno rural y los usos tradicionales”.
Los que somos de pueblo y de campo, nos quedamos helados. Pero los que no lo son y andan tan inquietos con eso del reto demográfico, deberían tranquilizarse, porque –¡Abracadabra! – ha llegado el maná que terminará con el problema de nuestro medio rural “vaciado”.
La pregunta es la siguiente: ¿tenemos que tragarnos esta “bola solar”, así a palo seco, sin anestesia, sin explicaciones, sin una Ley de Régimen general que regule estos proyectos desmesurados?
La respuesta es no. No hay quien se lo trague.
No es razonable ni sensato que Guadalajara tenga que albergar más de la 25% de la potencia solar futura, que resta para cumplir el objetivo del Plan Nacional de Energía y Clima (según datos de Dalma).
Los responsables de Desarrollo Sostenible quieren acallar sus conciencias y, lo que es peor, las voces de los agricultores, ganaderos, apicultores, cazadores y vecinos en general, sembrando unas plantitas de lavandín entre placa y placa y, unos metros más allá, unas colmenas Layens; a ver qué pasa con las abejas, que nunca se han visto en otra de entrar y salir de casa entre un mar de espejos solares ardientes…
Buscarán también a algún ganadero necesitado de pastos, que lleve a sus ovejas a pastar entre las placas y así, con esos “convenios con agentes locales” (que por cierto los propios agentes, como la Asociación de Apicultores de Guadalajara o APAG ya han rechazado firmar), miran hacia otro lado frente al drama que supone la pérdida de miles de hectáreas de la mejor tierra agraria productiva, –unas 10.000 ya en Guadalajara según Dalma- y de los agricultores que serán expulsados de su actividad al no poder seguir trabajándola.
Parece que también abrirán algún aula de formación, pero es como lo de los empleos, no sabemos de qué tipo, ni si habrá alumnos en la comarca o tendrán que traerlos en autobús desde otros sitios.
En la presentación del parque de Trillo, brillaban los zapatos, las corbatas y las sonrisas, y también la desfachatez de querer hacer creer que esta barbaridad será buena para nuestras comarcas, al margen de los millones en impuestos municipales que, ni podrán tapar a la vista el mar de espejos, ni reponer la actividad que generaban esas tierras.
El presidente de las Cortes, Pablo Bellido, dijo en Cifuentes que “en esta provincia hace no tanto se nos prometían cementerios nucleares o fracking y ahora tenemos energía limpia”, pero olvida que estas energías limpias generan también un grave problema de residuos industriales, que quizás ahora no se vea, pero se verá en un futuro.
Al diputado de Turismo, Rubén García y al consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero nos gustaría también preguntarles ¿cómo se come esto de llenar de placas, ‘la puerta’ del Parque Natural del Alto Tajo?, al que por cierto quieren convertir en Nacional.